En el nr. 1 (2011) de la revista finlandesa en lengua sueca Språkbruk, se publica un artículo de Robin Valtiala que compara las dos traducciones que se han hecho hasta el momento de Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca. La de Artur Lundkvist (1959) y la de Marika Gedin (2010).
Valtiala hace referencia a varios temas de interés:
- La selección del léxico dependiendo del contexto. Por ejemplo, si hay que traducir «copa» por «vinglas» o por «trädkrona».
- La importancia de la versión que se maneja. Lundkvist habla de «I huset där det inte finns kräfta» («En la casa donde no hay un cáncer»). Gedin ha tenido acceso a una edición diferente: «I huset där det finns kräfta» («En la casa donde hay un cáncer»).
- El tono de época. Lundkvist utiliza una lengua poética más retórica y declamatoria, propia de los 50. Gedin usa un tono más conversacional, más propio de la lengua poética de hoy.
- Los cambios en la lengua meta. Cuando Lundkvist traduce el libro, la palabra «guano» no se usaba corrientemente en sueco. «… las voces de los que mueren bajo el guano» lo traduce como «röster ljöd av dem som dör under spilningen«. Gedin, en cambio, dice: «rösterna från dem som dör under guanon«.
- La forma de abordar la homosexualidad. En los años 50 era inconcebible que la palabra «marica» se tradujera al sueco con su equivalente «bög». Lundkvist habla de «bleka gossar» («chicos pálidos»), de una forma muy vaga, ya que no hay camino que lleve a relacionar palidez y homosexualidad. Gedin se decanta por el tono directo, que es el que usa Lorca:
- Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas
Bleka gossar från hela världen, duvornas mördare - El vocabulario del autor. El adjetivo «verde» tiene un gran sentido simbólico en la poesía de Lorca. Cómo traducir, entonces, «hombres de mirada verde». Lundkvist opta por mantener la literalidad del original: «männen med grön blick«.
Sin embargo, Gedin prefiere transmitir el sentido metafórico de «mirada verde», que tiene relación con la idea de «viejo verde»: «männen vars blickar är kåta«.
No está claro si es preferible una versión literal privada de connotaciones (en sueco, «verde» no tiene relación con lo obsceno), o una interpretación significativa en la que desaparece la palabra «verde», es decir, todo lo que ese adjetivo significa en el universo simbólico lorquiano.
- Los anacronismos no intencionados. Qué se hace con la palabra «macho» referida a Walt Whitman, que, en sueco, tiene una clara connotación machista, negativa, mientras en Lorca se refiere a la masculinidad como valor positivo. Valtiala critica a Gedin por mantener el «macho» lorquiano, que en sueco tiene que ver con el machismo, o con alguna canción de los Village People.
A mí, sin embargo, me parece una buena elección, precisamente por las mismas razones. Eso sí, se hace necesaria una nota a pie de página, en este tipo de casos.
En resumen, se trata de un ensayo muy interesante que llama la atención sobre algunos contrastes que se dan en traducciones de un mismo texto con 50 años de diferencia.
Interesante el comentario de la palabra «guano» que se usa en España, sin saber qué significa. «Vete al guano», decíamos, como sinónimo (menos sucio) de «Vete a la mierda». En el diccionario español-sueco de la editorial Natur & Kultur (el más usado) se traduce «guano» como «guano» y como «pengar» (dinero), después de la abreviatura «Ant.» que (por lo que averiguo) no significa «antiguo», sino «Antillas». («Antiguo» lo abrevian «ant.» (con minúscula).