«Sång om den oförutsedda kärleken» («Gacela del amor imprevisto») de García Lorca, en traducción de A. Lundkvist (1955)

El nr. 3 de la revista de poesía Lyrikvännen (1955) se abre con la traducción de la «Gacela del amor imprevisto» (Divan del Tamarit, publicado póstumo en 1940) de Lorca, en traducción de Artur Lundkvist.

Esta traducción había aparecido publicada en la antología de poesía amorosa que la mujer de Lundkvist, Maria Wine, acababa de publicar: Lågor för Eros : ett urval kärlekslyrik från hela världen (Estocolmo. FIB:s lyrikklubb, 1955), breve libro que alcanzó cierto éxito de ventas, con poemas de Sapho, Robert Burns, Shelley, William Blake, Chang Chiu Ling, Rilke, Kathleen Raine, E.E. Cummings, Lorca, Neruda, Leopold Sedar Senghor, etc.

La ilustración de la cubierta de la antología de M. Wine es la misma que aparece en la revista, obra Claes Bäckström.

[column]Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.

Mil caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.

Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre.

Siempre, siempre: jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.[/column][column]Ingen skå föstå vällukten
hos din mages mörka magnolia.
Ingen ska veta du plågar
kärlekens kolibri mellan tänderna

Tusen små persiska hästar ska sova
på din pannas månbelysta torg,
medan jag i fyra nätter omfammnar
din midja som är fiende till snön.

Din blick mellan gips och jasminer
ska vara en kvist med bleka knoppar.
Jag ska söka åt dig i min bröst
bokstäver av elfenben som säger alltid.

Alltid, alltid: min smärtas trädgård,
din undflyende kropp för alltid,
dina ådrors blod i mun,
din mun utan ljus intill min död. [/column]

Por lo demás, la nota sobre el autor que aparece al final del número es disparatada. Aparte de seguir repitiendo que a Lorca lo mataron «los fascistas», se dice que tocaba la guitarra (no el piano) y que vivió en Colombia (confundiendo el país con su estancia en la Universidad de Columbia).